En Donaire, la cena es una experiencia cuidadosamente construida. Nuestro Menú Victoria, el más completo de los dos menús degustación que ofrecemos, se despliega con naturalidad. Siempre siguiendo una secuencia pensada en detalle. Esa es, precisamente, su fuerza.
Cada pase tiene un lugar, un propósito y una intención que le ha valido una Estrella MICHELIN y un Sol Repsol.
El inicio: establecer el lenguaje
Todo comienza con lo que nosotros llamamos Petit Fours Salados, una serie de pequeños bocados que introducen al comensal la filosofía del equipo. Técnica precisa, múltiples elaboraciones y una estética muy cuidada. El rosquete de líquido de millo, la sardina ahumada con mojo verde y la cebolla de Guayonje con wakame, reflejan desde el primer momento la forma de trabajar de Jesús Camacho y su equipo.
El sour de parchita y cilantro, refresca el paladar y abre el camino a una de las elaboraciones más representativas del menú: el pan aéreo con helado de levadura y caviar Osetra. Un plato que reúne textura, sabor y contraste, sin romper la coherencia del conjunto.
El desarrollo: armonía entre ingredientes y técnica
El recorrido continúa con unos tomates canarios aliñados “al estilo Donaire”. A partir de aquí, la propuesta sigue evolucionando con platos que integran producto, técnica y equilibrio. Aparecen creaciones como el choux de atún con mojo rojo, papa negra y maní, la remolacha con lubina de Aquanaria y chantillí de cabra, o el camarón soldado con garbanzas y alga nori.
Cada elaboración está compuesta por múltiples elementos. El resultado es una combinación de capas de sabor que mantiene el hilo conductor del menú. Ningún ingrediente se impone. Todo suma.
La intensidad llega sin saturar
Uno de los platos más potentes es la panceta de cochino negro, acompañada de demi-glace de verduras y romesco de zanahorias. A pesar de su intensidad, no rompe el equilibrio. El menú sigue siendo ligero, digerible y coherente.

El cierre: continuidad en lugar de ruptura
En lugar de marcar una ruptura, el paso a lo dulce se integra de forma natural. El final comienza con una pieza ligera y limpia: Amalfi (limón, albahaca y aceite de oliva). Jardín Efímero te ofrece una sensación clara, limpia y bien medida. Acabamos con Chocopig, una de las últimas incorporaciones y que mantiene el mismo lenguaje culinario, combinando chocolate Kidavoa, jamón ibérico y plátano.
Cenar en Tenerife con otra mirada
Cenar en Donaire es vivir una propuesta gastronómica medida y coherente. Buscamos construir un recorrido con sentido, donde cada elaboración se encadena a la siguiente de forma natural. Nada es casual. No se trata de una sucesión de platos, sino de una cena que evoluciona con ritmo propio.